Archivo de la etiqueta: Sara

Bueh…

Aprovechando que estoy conectada a mi cuenta de WordPress voy a postear.  No sé qué diablos le pasa a mi maquinita que TODAS las sesiones me las cierra, aunque cada vez que entro le digo que quiero que me la mantenga activa.  Desde que me cambié a Internet 9 nada es igual, algunas cosas son mejores, otras me hacen ganas de volver a la época pancreatítica.

Felizmente, este año no me ha dado el bajón tejeril que me acompañaba siempre de agosto a octubre.  Tampoco es que me haya acabado las madejas del mundo, verdad? pero he estado más activa que de costumbre, haciendo cosas para regalar y otras no sé bien para qué, pero ahí están, de algo servirán.

Confusion bag , aún sin forro ni asas.

One day beret para una cabeza más chiquita que la mía…

Lil’ Devil Hat para Sara fue el de diablo y para Sabri el de gato, ambos para el festival de Halloween.  Es el mismo patrón pero hecho agujas distintas.

Y por último, un pulpo para Sara que cumplió 2 años hace unos días.

Octopus

Sigo con el Tilted Duster, pero no avanzo nada porque estoy en la parte pesada, el tejido de la falda del saco, y me da una fiaca… pero quiero acabarlo antes de que acabe el año.

Una chica me pidió que ponga el esquema de la bolsa que hice y mostré en el post anterior.  No encuentro mi CD con un millón de patrones, en el que estaba ese incluído (help!!)  Si lo encuentro, prometo publicarlo.

4 comentarios

Archivado bajo patrones, sigo viva, tejidos

DONE!

Ya quedó arreglado el saco de Sara.  Le dí unas puntadas a los puntos sueltos (válgame la rebuznancia!) y le tejí una orilla con ojales.

10 comentarios

Archivado bajo tejidos

Pequeños deslices tejeriles II

Admito que el título se queda corto cuando veo la barrabasada que hice.  Le tejí a Sara un saquito hecho a ojo, un modelo muy simple.  Creía irla sorteando, así que no me di cuenta de mi (H)ORROR hasta que armé el bendito saco:

Y no me refiero al agujero, sino al cuello… ¿cómo demonios me quedó uno de un tamaño y otro de otro?  Ni queriendo me habría salido tan bien, en serio.  El agujero vino después: cuando noté mi (h)orror, quise destejerlo y en lugar de cortar una hebra de la costura me llevé un punto.  Qué divina!!  Las dos cosas tienen solución, stay tuned.

Por otra parte (una feliz) hace unos días terminé un chaleco para mí.  Es el Knit Sweater Vest de Lion Brand.  En este también tuve un error en el cuello, pero lo dejo así, como decía Donají: es un elemento de diseño.

12 comentarios

Archivado bajo patrones, siempre me pasa lo mismo, tejidos

¿Alguien se acuerda que este blog era para hablar de tejido?

Bueno, bueno, no es que no esté tejiendo, es que estoy en semipausa; hace mucho calor, la verdad, y no me dan muchas ganas de agarrar las agujas.  Mis más recientes trabajos no tienen foto aún; a ver si entre hoy y el domingo les saco algunas y se los muestro; es un suetercito circular para Sabri y para mí tejí el shalom cardigan, pero modificado.  Aparte les he tejido algunas vinchas (bandas para el pelo) a las enanas.

Sigo tejiéndome el Tubey; tengo las mangas y la parte alta de la espalda hechas y llevo más o menos 10 cm del cuerpo.  Estoy viendo las fechas, ya saben que en junio empiezo con regalos navideños, o sea que tengo que meterle velocidad al suetercito este porque sino veo que lo voy a terminar hasta las vacaciones de diciembre.  El problema es que como se teje en una sola pieza y se empieza por las mangas y parte de la espalda, termina siendo un tejido pesado como para andar trayendo de un lugar a otro, así que me tengo que limitar a tejer en ratitos libres en el trabajo, porque en casa ¡ni hablar!, es imposible.

Todavía no decido qué les haré a las maestras de mis chiquillas traviesas; lo más seguro es que sean bolsas, pero ya veré.  Este año me puse la meta de adelantar todos los regalos posibles porque, no me van a creer, el 1º de enero a las 11 de la mañana teníamos el intercambio de regalos con la familia de mi mareado y esa misma mañana me fui corriendo al supermercado a comprar los regalos que nos faltaban.  NO-TENGO-MADRE, me cae.  Así que repito lo mismo que digo todos los años:

ESTE AÑO SERÁ DIFERENTE, y júzguenme sino.

P.D. Antes de que naciera Sara le tejí un abriguín azul en punto arroz (me encantó) y un chaleco rojo que quedó para la vergüenza, pero en fin.  Me temo que no pasarán por ella ninguno de los dos; la muy canijilla está creciendo que da gusto y las prendas se están haciendo chiquitas al lado suyo

6 comentarios

Archivado bajo patrones, siempre me pasa lo mismo, tejidos

FELICIDADES A MI

¿Alguna vez les conté que el mejor día de mi vida fue mi 1er día de la Madre?  En algún momento me detuve a pensar en lo que estaba festejando por primera vez y no podía dejar de llorar. 

Qué fácil y divertida era mi vida antes; la verdad es que me la pasaba muy bien haciendo poco y cuando supe que esperaba a mi primer bebé mis sentimientos iban en dos sentidos: por un lado era la emoción de tener un hijo y por el otro la nostalgia de lo que iba a tener que dejar: no más siestas sabatinas, no más irnos de fiesta y llegar a cualquier hora, no más ir y venir a nuestro antojo.  Sin embargo, creo que en el quirófano, después de que me sacaron a Sabrina, me inyectaron alguna droga y desde entonces no volví a pensar en lo que dejé atrás.

Mi hermano me dijo una vez que los hijos te cambian la vida y precisamente POR ESO yo no quería tenerlos, uf! qué bofetón recibí cuando me di cuenta de lo increíble que se vuelve tu vida cuando te rodeas de pañales, de biberones, de juguetitos, de barbies, de carritos, de bloquecitos, de libros para colorear, de ropa sucia, de cuentos de mil colores, de vocecitas chillantes que dicen «mamá»  20 veces por minuto, de rodillas negras que tienes que poner en remojo para dejar limpias otra vez…

No soy la mejor madre del mundo, de hecho no sé si ese ideal exista.  Quisiera de verdad poder tener siempre para mis churumbelillas una sonrisa en mi rostro, no estar nunca cansada, no tener problemas por resolver, tener siempre la casa limpia y la comida hecha, pero no puedo, no me tocó esa suerte.  Con todo y que de repente mi carácter es medio podrido trato de darles todo mi amor, de hacer que se sientan y se sepan amadas, trato de estar cuando me necesitan.  Sé que desde que ellas aparecieron en mi vida soy mejor persona, y me quiero más que antes.  Por eso, este 10 de Mayo me festejaré a lo grande, celebraré todo lo bueno que llegó a mi vida con Sabrina y con Sara.

A todas ustedes que aman a sus hijos o a sus hermanos, primos, sobrinos, amigos como si fueran sus hijos, mil Felicidades.  Abrácenlos y abráncese cuanto quieran y cuando quieran.  El amor y las muestras de cariño nunca estarán de más, menos en estos tiempos.

7 comentarios

Archivado bajo confesiones de invierno

¿Y CÓMO NOS VA?

Un poco por ser yo desmemoriada no les he contado de nuestra nueva vida. 

 Cuando Sara nació, nuestra pediatra estuvo checándola en el cunero y me decía que era súper tranquila. Y sí, tan tranquila que el primer día en casa tuvimos que darle de comer a fuerzas porque el angelito se aventó 8 horas seguidas durmiendo.  Es taaaaaan light; se rie a cada rato y con cualquiera: si estornuda, si tose, si vomita, si le hablas, si la miras, si le haces señas con los dedos, si la «regañas» porque no se caba la leche.  Es un amor, llora poquísimo ¡y duerme toda la noche desde hace un mes!  Sin problemas se duerme abrazada por Andrés o por mi (cosa que nunca pudimos hacer con Sabri, ella quería dormir sueltita), pero también duerme solita.  A cierta hora de la tarde empieza a rechinar porque quiere que la carguen, es curiosísimo, pero al levantarla se queda tranquilita y al rato ya la podemos acostar otra vez; es como si necesitara su dosis diaria de ¡aupa!  «Habla» mucho, no le gusta el chupón y se come la mano cuando tiene hambre.

El tema triste para mi con respecto a la maternidad es la lactancia.  Me duele en lo más profundo no haber podido hacer algo que es lo más natural.  Con Sabri me justifiqué por la inexperiencia, pero con Sara estaba decidida a lograrlo.  Estaba segura de que la primera vez yo había hecho algo mal, que había claudicado por la angustia de ver a Sabri llorando de hambre, así que esta vez haría lo necesario para lograrlo.  El problema es que mi pezón no se formaba por más que yo lo hiciera como rosquita o usara aditamentos para conseguirlo; no había caso. Los días fueron pasando, yo me sacaba la poca leche que tenía, pero obvio ésta salía cada vez menos.  Dos veces al día me sentaba con el tiraleches para obtener, en el mejor de los casos 1 oz y 1/2 por día (consideren que Sara tomaba en ese entonces 24 oz. diarias).  Tomé cerveza, comí semillas de ajonjolí tostadas, comí avellanas, todo para aumentar la producción de leche.  Yo trataba de animarme, de ser optimista, pero era sumamente frustrante estar bombeando 40 min. para sacar 1 oz, así que decidí dejarlo por la paz; era un presión muy grande para mi y no obtenía los resultados esperados.  Me sentía tan mal que sin querer me provoqué una migraña que me duró 6 días.

Sabri tiene a su hermana más que incluida en su vida.  A veces le dan un poco de celitos, obvio (si a veces de grandes sentimos celos de nuestros padres y hermanos, ‘pior’ tantito los chiquitos), pero se le acerca, le habla, le da besitos, si la oye llorar me busca para que le dé de comer y ya quiere que crezca para que puedan dormir las dos en la misma habitación.  Yo siento que en parte Sabri no se siente desplazada porque Sara no es muy demandante que digamos, y tratamos de dejarle claro que Sara nos necesita mucho más que ella, que ya es grande y puede hacer muchas cosas sola.

Ahora estoy sorprendida por cómo me falta el tiempo.  Tengo una pila cosas por hacer (unas que me gustan y otras que no) y no tengo idea de cuándo pueda, porque llego del trabajo a casa a hacer las cosas de todos los días, y los sábados y domingos parecerían tener menos horas, así que estoy viendo la posibilidad de empezar a simplificar.

Mi jefe, que es un hombre en contra de que la gente tenga hijos (y tuvo 4; semejante estupidez no la entenderé nunca), recibió en consulta a un paciente que acaba de ser padre por primera vez, y le dijo (chequen la sensibilidad):

– Cuando un bebé llega le cambia totalmente el aspecto a la casa, cambia el olor, cambia la decoración, cambia la estética, si antes estaba todo ordenado ahora está todo hecho un desmadre, lleno de biberones, de botes de leche…

y el paciente lo interrumpe diciéndole

. Si, es cierto, y también llega la alegría.

La vida nos cambia todos los días al lado de este par, con lo que dejan, con lo que adoptan, con lo que aprenden, con lo que quieren, con lo que no quieren, con lo que ahora sí les gusta y al rato no, y estoy muy agradecida por ello.

12 comentarios

Archivado bajo bebé, confesiones de invierno

SARA

Peso: 3.0 kg

Talla: 50 cm

La cesárea, el miedo a la anestesia, los dolores de la recuperación, la escasez de leche, la carne que sobra por todos lados, las estrías, los desvelos, la frustración porque no logro amamantarla todavía… ¿a quién le importan?  A mí no.  Cuando la miro, cuando se duerme después de comer recargadita en mi hombro, cuando la huelo, lo olvido todo y sólo queda lugar para el amor.

Llegó Sara, por fin pude ver su carita, olerla, cantarle, abrazarla y besarla.  Con ella llegó un mostrete en forma de celos que se apodera de a ratos de Sabri, y otro mostro más grande en forma de culpa que se apodera de mi.  Soy feliz el tiempo que estoy con Sara en casa, pero extraño terriblemente a Sabri en la escuela.  Bueno, soy una culposa terrible, siempre lo he sido, así que no sé porqué iba a estar exenta esta vez de sentirme así.  Loca que es una nomás, tan loca que no termino de asimilar sentir el mismo amor por dos personas.  Me fascinan mis dos hijas. 

*******

Como siempre, gracias por sus palabras en el post anterior.

*******

No me lo tomen a mal, pero ya se habrán dado cuenta de que no me gusta subir fotos de mi familia ni de mi.  Me encantaría que conocieran a Sara, pero no me late hacerlo.  Otra de mis locuras.

 

28 comentarios

Archivado bajo confesiones de invierno