Es imposible ponerse a discutir con mi hija mayor, porque nunca NUNCA le ganaremos; siempre tiene un extra para decir, un giro en el sentido de lo dicho o una razón que nosotros en nuestra ignorancia (…) no habíamos previsto. Pero resulta que anoche se voló la barda. Les cuento:
En casa tenemos por regla que la susodicha no coma chocolate después de cierta hora de la tarde, porque la golosina la pone «un poquito» más activa de lo normal. Hace unas semanas uno de mis cuñados tuvo la genial idea de regalarle grajeas de chocolate después de pasar por ella a la escuela (7 PM) y después no había santo en el cielo capaz de hacerla dormir. La pobre giraba y giraba en la cama, no paraba de hablar, cantaba, etc., etc. Bueno, con motivo del intercambio de amigo secreto en su escuelita, ayer le regalaron un chocolatito, y cuando su papá pasó por ella a la school, le anunció que se lo quería comer al llegar a casa, a lo cual mi marido le dijo que «hoy no, ya es de noche», y la mentecata le contestó:
«NO PAPÁ, ES DE DÍA CON LAS LUCES PRENDIDAS»