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INAUGURAMOS UNA NUEVA SECCIÓN

Debido a los acontecimientos que leyeron en mi post anterior, necesito gritarle al mundo lo absurdo, injusto, arbitrario y mala onda que puede llegar a ser mi jefe a veces (no siempre es así, no quiero que piensen que es más malo que J.R., pero a veces supera mi buena voluntad, mi paciencia y mis ganas de convivir en paz y armonía con la humanidad).  Y no es que quiera que lo lapiden on-line conmigo, nada más lo hago para no mentarle la madre de frente y meterme en más problemas, y de paso no crear tumores por tragarme mis malos sentimientos.  Por eso, cuando se trate de mandarle mentadas virtuales, no habrá comentarios abiertos. 

Ocurre muchas veces que cuando una trabaja de secretaria, termina siendo empleada, no de uno, sino de 20 sujetos, y yo no escapo a esto; la familia, los amigos, los vecinos, y hasta la servidumbre me piden y encargan cosas. 

Voy a los hechos.

La semana pasada, una sobrina le mandó una bola de papeles que mi jefe tenía que hacerle llegar a un tercero.  Yo olvidé anexar estos papeles a otros mil que le guardé en su portafolios, ¡gran error!

Anoche, a las 10:30, me encuentro con 4 llamadas perdidas suyas en mi celular y 3 mensajes de voz (que por misteriosas razones no pude recuperar por más intentos que hice), así que esta mañana en cuanto me vio me reclamó que yo no estuviera localizable, y que desde la primera vez que llamó le dio mucho coraje que no contestara.  Me llamaba porque necesitaba que le dijera dónde tenía guardados esos papeles que olvidé meter en su portafolios, entonces yo le pregunté ¿por qué no me llamó a mi casa?

El sujetete no se dio cuenta de que en su celular tenía registrados mis dos teléfonos, pero «yo soy la pendeja», no?

Y otra cosa, él no me localiza en horas que NO SON DE TRABAJO y se enoja, le da coraje conmigo por no estar cuando me necesita.  ¿Comprenden lo enojada que me hace sentir esto?  Entiendo que para él en ESE MOMENTO era importante hablar conmigo, pero no puede actuar, pensar y sentirse como si yo no tuviera una vida fuera del consultorio.

El «gran problema» quedó resuelto en 5 minutos, obviamente no era nada de vida o muerte, saqué los papeles y se los mandé al destinatario con el chofer.  ¡Uy, casi se acaba el mundo!

Miren, les juro que lo estoy pensando muy seriamente, en el momento que deje de trabajar con él voy a cambiar todos mis teléfonos, porque pa’como vamos, me va a estar llamando hasta el fin de los tiempos, capaz que desde el más allá si él muere primero, y sino va a ir a darle manotazos a mi lápida.

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