Soy un desastre para la costura. Ya me lo sospechaba, no es que haya tenido yo muchas ilusiones al respecto, pero toparme con la Brea Bag tejida y cosida, esperando a ser forrada, y cortar y coser el forro del revés, es demasiado. Como justificación para mí misma, diré que tenía a Sabri trepada encima mío queriendo ayudar (imagínese), apretando botones, y giraba la perilla de la puntada, me la ponía más larga o más corta, en zig zag, de un lado o del otro, prendía y apagaba la luz. Entiéndanme, lo que yo quería era terminar, pero tenía que haber recordado la famosísima frase «Despacio que voy de prisa». Voy de nuevo: corto otra vez tela para el forro y lo empiezo a coser ahora sí del lado correcto. Esta vez Sabri se divierte haciendo dibujitos en un papel, así que puedo ir con más calma; sigo siendo un desastre: el tamaño de la tela no es el adecuado y no lo noto hasta empezar a coser… Aaaarrghhh!!! No sé cuál sea el procedimiento correcto, pero sí sé lo que yo haré para la próxima: antes de unir la bolsa le voy a coser el forro a cada lado. Me vale sombrilla si no se hace así, eso es lo que yo haré (sólo espero recordarlo a la mera hora).
Estoy terminando un chaleco para bebé. Me está quedando rarísimo, porque es un híbrido de revista–tengo poco estambre-a ver qué se me ocurre–usé agujas ligeramente más grandes.
Voy a la mitad de una capa para mi má y estoy considerando patrones y estambres para los regalitos navideños. Este año a las maestras de la enana les haré mitones a algunas y bolsitas a otras (ejem, favor de recordar la cuestión del forro)
Sin previo aviso las autoridades mandaron talar un árbol frente a mi casa. Este árbol está dentro de una escuela, tiene más de 20 años ahí y no sé porqué un buen día llegaron, podaron y se fueron. Días después volvieron, talaron y se fueron. Quiero pensar que hay una razón muy fuerte para haberlo hecho, que este árbol estaría de verdad poniendo en riesgo la seguridad de la gente, pero no dejo de sentirme triste. Hoy en la mañana me paré en la ventana a ver el amanecer y descubrí que ahora desde la comodidad de mi sala, tengo a la vista el Iztlaccíhuatl. Antes tenía que treparme a los tinacos de mi edificio para verlo 😀
Por último, pero no menos importante, les cuento que no están ustedes para saberlo, pero volví a ganar un premio 🙂 Miryam tuvo la genial idea de celebrar el día de tejido en público haciendo este sorteo y su servilleta fue la feliz ganadora. A mí me pareció un gesto muy lindo y me agradó mucho leer las experiencias en el tejido de las chicas que participaron. Gracias, Miry.
P.D. Ya quiero que llegue el 5 de julio; estoy hasta la papafrita de publicidad partidista y de escuchar descalificaciones del uno para el otro. Después vendrán otro tipo de descalificaciones y discursos y chatarra, pero ya será otra cosa.
P.D. 2 Aunque ya no estés con nosotros, feliz cumple abue.